Karaoke Fácil

ESDRUJULIZACIÓN

El más común de los defectos de locución y del discurso político

©María Beltrán 2003

En el colegio aprendimos que las palabras esdrújulas y las sobreesdrújulas, es decir, las que suenan acentuando en la antepenúltima y en la ante antepenúltima sílaba, eran fáciles para los dictados ya que siempre llevan acento, pero sobre todo, estas poderosas esdrújulas y sobreesdrújulas nos servían para reforzar la frase, dando énfasis al discurso. El recorrido del lenguaje oral, desde aquellas lecturas en voz alta hasta lo que hoy nos ofrecen los medios, es decepcionante. La natural cadencia del lenguaje se va oxidando porque hay que vender... y en política, la dulzura no vende.

La expresión oral pareciera jugar una partida tramposa contra el idioma, dando permanentemente patadas a la Prosodia. Del buen uso al abuso hay unos cuántos acentos que se han cambiado de sílaba.

En la lectura pública, en el discurso y hasta en la expresión poética, sobreviene el riesgo de acentuar como esdrújulas o sobreesdrújulas palabras que son de acento agudo, en la última sílaba, o grave, en la penúltima. Esta exageración que induce a poner el apoyo sonoro rompiendo la acentuación lógica, por otra casi patológica, se llama esdrujulizar o sobreesdrujulizar.

Es en época de campañas electorales, cuando renace la oratoria de pacotilla. Políticos que intentan potenciar su retórica martillando cada palabra, sobrecargando las sílabas, enfatizando demasiado las vocales.

El resultado es un elector machacado de promesas amplificadas, afirmando su slogan cátegoricamente (así lo dicen, aunque el corrector de Word no lo crea e insista en corregirme). "La áutoridad de este municipio propone cóordinar y gárantizar la éstabilizacion de los recursos hóspitalarios, úniversalizando y glóbalizando el comercio de médicamentos". Es poner la dicción patas arriba.

Veamos ¿cómo sonaría mejor y sería creíble? Pues, con la acentuación natural de la palabra y de la frase. El párrafo anterior sonaría más claro así: "La autoridad de este municipio propone coordinar y garantizar la estabilización de los recursos hospitalarios, universalizando y globalizando el comercio de medicamentos".

Este vicio oral no es exclusivo de políticos. Es corriente la sobre expresión en locutores, presentadores de radios importantes y comentaristas de programas televisivos, especialmente del periodismo informativo. Pero los que se llevan el gato al agua son los periodistas de deportes, por su inclinación a tomar prestadas de otras artes u oficios un léxico que añada grandilocuencia a la transmisión. Encontrar otra forma para decir… siempre lo mismo. La intención de sorprender al oyente con manierismos impactantes, se arraiga no sólo en la esdrujulización de palabras, sino también en el defecto de esdrujular las frases: "Ímmpresionannnte el gol de Raul corrrtando la derecha del súdamericano". Y no me refiero a la transmisión de un partido de fútbol, sino a los comentarios posteriores del crítico.

Observamos en dicho párrafo, que al esdrujuleo se le suma otra exageración: la prolongación de consonantes. El típico locutor que inicia su gala: ¡Atennnción, rrrespetable público, tengo el gusssto de presentarles a este grannnactorrr!

Siempre bajo de estas expresiones rimbombantes, hay una ristra de frases vacías. Es el discurso hueco y la subestimación del oyente.

Dentro de estos ampulosos oradores, suele estar escondido el inflado político, acomplejado pero a la vez encantado de escucharse. Lo vemos a diario en las cadenas oficiales. Por sus vicios los reconoceréis... disfrazados de guiñoles, luego, en la programación más divertida de Canal Plus.