Karaoke Fácil

ENAMORAR CON LA VOZ

Por María Esther Beltrán

La voz es un recurso de seducción al que se le suele dar poca importancia; sin embargo, potenciar su sonoridad es un detalle que mejorará muestra imagen global. Hacer coincidir la voz que deseamos con la que poseemos en realidad, es un reto que requiere ser “toda oídos.”

Muchas veces nos arrebatamos al oír una voz hermosa y expresiva a través del teléfono, entonces ardemos en deseos de conocer a quien, desde el otro lado del hilo, nos hechiza con su amorosa cadencia, pero también sufrimos un desencanto cuando, de unos labios prometedores, surge una voz agria o estridente. Así pues, seducimos y somos seducidos. Y la imagen vocal importa mucho, hay quienes no podrían enamorase de alguien que no tuviera una voz sugestiva. Al igual que las mitológicas sirenas desencadenando a Ulises, encantamos con la voz.

Rechazo, atracción o indiferencia por el discurso pero más aún por la forma, o sea: por cómo lo decimos. La voz, uno de los tantos ruidos del cuerpo, es un canal mágico que transforma defectos en virtudes. Rasgos que, en un concepto tópico de belleza, serían excesivos: cara ancha, una frente panorámica, pómulos salientes, nariz vanguardista o boca generosa… son codiciados espacios resonadores desde los principios de la producción de fonemas.

La imagen vocal

Para mirar la propia voz, la grabación es el mejor espejo. Si descubrimos que lo que se escucha no es lo que creíamos reflejar, es que nuestra imagen sonora está distorsionada – o la que está distorsionada es nuestra voz-. Reconocer los fallos es empezar a modificarlos. Hay patologías psicológicas que pueden transformar la emisión vocal: un señor depresivo es probable que tenga una voz monocorde, sin matices; una señora mayor con voz aniñada traduce que no hay adaptación a la realidad. Si es la tercera vez que por teléfono te confunden con un hombre –y no lo eres-, y no es eso de “acabo de despertarme” o “es que estoy con gripe” o tienes quince años y al fono un formal trato de “señora” sorprende tu oído demasiadas veces: ¡alerta! No estaría mal visitar al otorrino. Si hay alguna patología visible, él mismo te dará la solución, pero si es funcional, si te estás cargando las cuerdas vocales, será un buen maestro quién, con paciencia, con ejercicios y vocalizaciones, pondrá las cosas en su lugar (abandonadas a su suerte las cuerdas pueden volverse locas). Pedir “pepinillos”con voz profunda puede excitar al verdulero, pero el sonido desplazado hacia tonos graves produce fatiga y por consiguiente, somos candidatos a disfonías. Igual al hablar gritando aun sabiendo que si hablamos fuerte se nos oye, si hablamos suave se nos escucha. Un timbre claro, cristalino y cálido, la voz a flor de labios, sin estallidos, es una tentadora cosquilla en el oído, un potente imán.

Perversiones vocales

Así como existen perversiones sexuales, también hay perversiones vocales –más inofensivas-, y cada uno es dueño de sentir una atracción fatal por voces que podrían catalogarse como aberrantes desde un punto de vista puramente técnico. Pero, aparte del “me gusta” o “no me gusta” existen parámetros que pueden considerarse saludables para el cuerpo y el espíritu. Una voz histérica, de modulación exagerada, con articulación estereotipada y excesivamente expresiva, agotaría pronto nuestra atención. El ceceo –dicción con la lengua entre los dientes; o un frenillo de ésos que “da mucha gabia pogque te pgeguntan si eges fgancesa” vicio a veces admirado (en Cortázar nos parecía sublime), son alteraciones fáciles de reeducar, pero no superarían un examen de locución. La ronquera –muy asimilada en la cultura gitana - aparece por imitar a padres o maestros que la padecen. La voz cuchicheada está muy bien para no romper un secreto pero, quién soporta a esos tipos misteriosos a los que, cada dos palabras, tienes que preguntarle: “¿la mujer de quién…?”

Las voces españolas de la lírica y unas pocas del periodismo y la publicidad han puesto el listón muy alto y su reconocimiento internacional es indiscutible. Son patrones vocales que la gente imita y que contribuyen a crear modalidades reconocibles como propias de un país. Por eso es lamentable que desde los medios audiovisuales se nos deforme e informe con voces opacas; de timbre nasal y otros vicios que hieren nuestros ya no castos, pero todavía sensibles, oídos. En la pantalla televisiva sobran estrellas de gran fotogenia pero con una dicción grosera y un frito vocal que nos recuerda al Pato Donald.

La voz no cultivada envejece

La voz se transforma con la edad. Un voz senil suele ser consecuencia de años de abandono y es temblorosa, entrecortada, desplazada hacia el falsete - agudo destimbrado-.

Apenas nacemos, con el estallido sonoro avisamos que estamos vivos. Dice Freud “el grito es una descarga motora de la excitación interna”. Según el investigador Didier Anzieu “A las cinco semanas el bebé distingue la voz materna de otras, pero no diferencia todavía el rostro de su madre de los demás rostros”. Al llegar a la pubertad, la muda vocal produce, especialmente en el varón, una transformación que está relacionada con la definición sexual que el adolescente tiene que resolver en ese momento de su ciclo vital. En las chicas, esa alteración del tono es casi imperceptible al oído.“ La plenitud vocal se da a los treinta, cuarenta años, en que se llega al máximo de su extensión y potencia” opina la prestigiosa fonoaudióloga y catedrática Susana Naidich. Para mantener el timbre y el tono, la voz requiere ciertos cuidados: No fatigarla –el habla por teléfono cansa muchísimo más que una charla directa -; no excederse con la calefacción ni olvidarse la bufanda si hace frío; o revertir la sequedad del clima con humidificador.

Un profesional de la voz deberá, además, evitar el polvo y los ambientes saturados de humo. “ Grandes cantantes han sido fumadores empedernido, pero para la mayoría es desastrosos” advierte Madelaine Manson en “El estudio del canto”. Prevenir los catarros es más cómodo que encerrarse en una jaula de cristal. Es condición necesaria –no suficiente - para que la voz proyecte y fluya con ductilidad, saber activar unas zonas y distender otras -como el diafragma- para una técnica orgánica; tener los músculos disciplinados para el aprovechamiento óptimo de nuestra capacidad pulmonar. Relajarse y respirar correctamente se puede aprender o perfeccionar eligiendo las técnicas que se adapten a nuestro gusto y necesidad. Los métodos más reconocidos so el de Gerda Alexander (Eutonía), de Schultz (Global), de Jacobson (Analítico), y los ejercicios de Hatha Yoga. Como excelente novedad recomendamos leer “El Tao de la voz” de Chun-Tao Cheng, Ediciones Gaia.Los ejercicios de lengua, boca y cuello son eficaces. Y por último, para quienes están interesados en el yoga, Ohm es el sonido ancestral que dicen crea buenas vibraciones, y nos pone a punto… pero ése es otro cantar.